La ruta del destino V
Y cuando todos estábamos dormidos
se rompió el silencio,
apareció de nuevo
ese terrible lamento.
Inquieta por lo que sucedía
me acerque a su puerta ,
ante su congoja .
La reconforte en mis
brazos,
para que sus ojos abriera
tranquilizándola
durmiendo a su vera.
Hasta que se hiciese de día,
Mi pequeña princesa.
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