Medias tupidas moradas


Aún recuerdo nuestra primera cita, estábamos temblando por dentro, pero teníamos una sonrisa en nuestras caras.

Era un día de invierno, dónde apretaba el frio. Y se te congelaban las manos y la nariz. La película escogida era una película romántica “Historias de San Valentín”. Teníamos la sala de cine para nosotros solos, excepto una anciana. Al salir de la sesión, te pregunté si te había gustado y me dijiste que sí. Yo me alegre. Después nos sentamos en una explanada y hay hablamos de muchos temas música, sueños, estudios…

Yo llevaba un vestido de lana sin mangas blanco, con una camiseta interior, fina y blanca y medias moradas tupidas. Olvidé por completo, haber cogido chaquetón o abrigo o quizás de los nervios, no lo pensé muy bien.

Después de un rato hablando, te propuse dar un paseo y recorrer la ciudad. La conversación fluía y conectamos muy bien.

De repente, sentí un escalofrío y me estremecí. Tú sin dudarlo, decidiste ofrecerme tu chaqueta vaquera de borreguito y yo me ruboricé. Pero pensé que tú te quedarías sin nada que ponerte encima porque no llevabas mucha ropa, puesto que, el borreguito calienta mucho.

Mientras hablábamos sin parar, no dejábamos de mirarnos con dulzura y éramos los dos tan tímidos en ese momento, que nos limitábamos a sonreír y en uno de esos impulsos que a veces me da, te cogí la mano y me la apretaste fuerte.

Me daba igual el resto del mundo que en ese momento estuviera paseando, yo me sentía en paz estando cogida de tu mano.

Eres esa persona que se dedico a conocerme lentamente, cuidándome y uniendo todos mis cachitos rotos del pasado. La persona que llegó en un momento clave de mí vida, fuiste mi golpe de realidad, mi ser de luz o como dice Albert Espinosa eres mi brújula de sonrisas perdidas.

Eres esa persona con la que más me he reído, por tus tonterías por sacarme sonrisas y mis locuras de vez en cuando. Porque contigo me siento más yo que nunca, porque me das mi espacio y consejo, pero sabiendo que si lo necesito podré contar contigo. Porque crees en mí y en mis sueños, al igual que yo hago contigo. Quiero que todo te vaya bien y bonito porque eres mágico y tan inefable. Pase el tiempo que pase, yo te seguiré mirando con esa ternura de nuestra primera cita.

Y si en algún momento necesitas una manzana, hablar, despejarte de la rutina o un abrazo, ya sabes dónde encontrarme.



Comentarios

Entradas populares de este blog

ÁGUILA