La ruta del destino V
Y cuando todos estábamos dormidos se rompió el silencio, apareció de nuevo ese terrible lamento. Inquieta por lo que sucedía me acerque a su puerta , ante su congoja . La reconforte en mis brazos, para que sus ojos abriera tranquilizándola durmiendo a su vera. Hasta que se hiciese de día, Mi pequeña princesa.